martes, mayo 31


¿Morir? ¿Al final de todo qué es morir?
Es como salir caminado por las calles para encontrar que la vida continúa con su amargo y pesado color amarillo, con sus calles repletas de silencios que nunca se callan. Quizá sea como esa gripa que atosiga el alma en pleno abril, cuando se tienen más ganas de gritar pero el aire se resiste a llegar a los pulmones.
Morir: esa palabra que a todos aterra, que la gente evita como si fuera lepra en la lengua. Pero morir no es eso, morir es encontrarme en tus ojos cuando quedamos abrazados, cuando tu pecho se ha convertido en mi espalda, cuando tus besos saben al color de mi alma. Eso es morir, abandonarse, temblar… dejar que la piel no pese y el tiempo corra entre las cortinas sin que se atore en la ventana
Martha con 3 hijos sale al mercado
con uno caminándole al frente
otro al costado y el tercero en los brazos
con diez pesos no se compran tomates
regresa a su casa y recuerda:
serán los que dios te mande
ella tenía 15 cuando fue a la selva
nadie la quería, dicen
mal agüero de ojos grandes
caminaba en silencio como tantos
cargando su rifle en la espalda
suplicando pronto
tirarles a ellos
¿qué se le da a un niño cuando pide comida?
hambre porque no hay otra cosa
con el pecho reseco no supe qué darle
¿qué se hace cuando llora?
temblar porque no sabes qué sigue
nos quedamos dormidos
ya mañana estaremos tranquilos
Suena extraña esa voz
alejada de los matices humanos
como alegoría de hombre sin alas
de caligramas amorfos
entonces dormíamos abrazados
esperando el silencio de la mañana
para seguir la marcha entre las ceibas
formando ilusiones pétreas
de un mundo mejor
donde fueran muchos mundos:
¡despierta!
y continúo con las balas atoradas en la conciencia
Aquella noche no tocaste la puerta
¿qué no sabes que espantas el sueño?
te abrazaste conmigo como niño
escuchando el silencio de quien irrumpe en el patio
expectante al enemigo
(susurro) no salgas
quédate quieto
acá no te miran ni escuchan
y pasos apresurados se escucharon arriba