Sobre la banalidad de la sonrisa
“Señor, la jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas.
Señor, la jaula se ha vuelto pájaro
¿Qué haré con el miedo?
[Alejandra Pizarnik].
Es sabido que el llanto
no está visto, que causa, no poca sino mucha, incomodidad. La cultura imperante
relega el llanto a espacios privados por diversas razones, ya sea por
considerarse señal de vulnerabilidad, de mal gusto, de exhibicionismo malsano,
o, simplemente, porque es un recordatorio de que el cuerpo es más que un trozo
de carne. Las razones son diversas y se tornan complejas a medida que se les
intenta explicar; cada cual que decide adoptar estas ideas sobre el llanto o la
emotividad tiene una interpretación particular pero parten, todos, de una idea
común: el llanto, la emotividad son motivo de vergüenza.
Cuando eso pasa, cuando
el llanto ocupa un lugar protagónico en el día a día, la sociedad, en su
obsesiva compulsión por nombrar y condenar lo incómodo, inventa y utiliza un
término que engloba lo no normal sobre el protagonismo del llanto. Y es así que
nace el sustantivo depresión.
Se acuña el término y se
persigue de oficio el mal, para curarlo, erradicarlo. Todo llanto no contenido se
etiqueta para posterior tratamiento médico.
¿Y en las redes? Ahí la
normalización de la eterna sonrisa y la represión de la tristeza son aún mayores.
El paseo por las redes
es la visitación de un teatro de máscaras donde el sol brilla siempre, todo
está bien, la sonrisa y el éxito de cada actor es eterna. ¡Viva la sonrisa
eterna! ¡Viva el sol deslumbrante que irradia cada instantánea!
¿Qué será la felicidad? No
hay quien lo sepa; pero el mundo entero en redes cree poseerla. En cambio, el
cuerpo enfermo se hace consciente de su carencia y sufre más. Y, además, un
cuerpo enfermo siempre es relegado. Se larga con sus dolencias a una parte
donde no estorbe. El llanto es la nueva lepra.
1 comentario:
Seré franco. El texto me llenó tanto el corazón. Llorar, no a cualquiera le interesa mostrarse así. Menos en el caso de los hombres. Creo que es verdad que lo peor es la parte de las sonrisas consumadas a cada paso de la red. Eso deja completamente a la intimidad fuera de las redes sociales y creo que más allá de ser algo sano, es algo sensato que se muestren sólo las caras que no son reales, porque para la realidad sólo nos queda el arte o la ciencia.
Publicar un comentario