La neogeografía corporal
¿Cuáles son los límites del cuerpo? ¿Hasta dónde se
extiende? ¿Siempre han sido los mismos? Estas dudas surgen precisamente cuando,
inmersos en el contexto actual podemos contemplar los distintos medios y
soportes en los cuales el discurso, la representación del pensamiento en lo
cotidiano se manifiesta.
Es decir, las redes sociales y el aparato móvil que funciona
como antena a los espacios expandidos del cuerpo. Espacios inasibles,
indeterminados pero determinantes en el mundo cotidiano de cada persona.
Entonces, de manera consciente o no, el cuerpo se redimenciona y adquiere también
soportes para las prácticas de siempre (la charla, el coqueteo, el adulterio,
la infamia, el hurto, la estafa) y otras nuevas que ya tienen un lugar
importante en lo cotidiano (la selfie, el hashtag, el follow, unfollow). Así,
pues, también se resignifican las prácticas y, además, le brindan un nuevo
orden y distintos impactos.
El cuerpo ya no está limitado a una geografía u horario.
Tampoco a la simultaneidad del mensaje. El cuerpo deja nuevos vestigios de su
materialidad. Eso último nos devuelve a
la pregunta inicial, ¿cuáles son los límites del cuerpo? Quizá esa respuesta
aún no exista, pero es importante reflexionar en estos límites también como
ejercicio para el descubrimiento.
Derivada de esta interrogante viene aquella que plantea:
¿siempre han sido los mismos límites? No podría ser posible si se toma en
cuenta que hay nuevas prácticas insertas ya en la cotidianeidad de la vida. Un
elemento importante a considerar es que, esas nuevas prácticas, son
directamente resultad de la evolución de la tecnología y que tienen un factor
común: el tiempo. La propia reconfiguración personal del tiempo se ha
modificado para acortar esta brecha y situarla, en la mayoría de los casos, en
la instantaneidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario