Mi tierra es caliente,
risueña, mojada,
llena de sal.
Te hace sudar, te atrapa;
las brujas no te dejan salir.
Mi tierra te hechiza,
la sueñas,
la abarcas con tus dedos
y no tienes nada.
Mi tierra es incierta,
aneja, sin forma;
perpetua, engañosa;
se cuela en los sentidos,
te hace volver, extrañarla.
Mi tierra es azufre,
candela;
agua fresca y brisa salada;
es triángulo de las bermudas,
desaparición de medio día.
Mi tierra te guarda,
te entierra, te mata.
El aliento se va,
la memoria se olvida,
el camino se pierde.
Mi tierra es embrujo,
asesina,
infame;
sin retorno.
Mi tierra es plegaria tenebrosa,
demonio sensible.
Mi tierra…
soy yo.
Ylla Kannter
1 comentario:
Está muy padre este verso; y no sé por qué, pero me parece muy familiar...
Publicar un comentario