martes, julio 31

Jarochez






















Esta playa está llena de chilangos
de mujeres desnalgadas, saturadas de pudor
de vergüenza de sus carnes;
y yo queriendo mostrar mis cicatrices,
el camino de mis serpientes
la elocuencia de mis parvadas.
Esta playa está llena de chilangos,
le dije a un tipo que estaba sentado junto a mí
y me miró asustando,
como queriendo disculpar ese pecado.
Yo tomé mi jarochez, mis malas palabras, mi vestido floreado
y me fui contoneando hasta las lanchas
para jugar con los pescadores,
para charlar con las jaibas
y robarle su hogar a los cangrejos.

[Veracruz, Puerto; julio 26, 14:45]

Diccionario


“La vida es inexacta, no puede ofrecer certezas” Lee Pepe Caramelo en una hoja pisoteada. Se sienta en la banqueta y quema el Diccionario de la lengua española. Quiere reinventar el lenguaje para que la vida sea exacta. 

Vacas


La realidad es un reflejo de lo que creo. Se leía en una barda frente a la casa de Pepe Caramelo. Después de leer pudo contemplar las lágrimas de los sauces llorones. Admiró a los duendes al final del arcoíris. Volvió a la inocencia infantil de antaño. De pronto su cara se trasfiguró. Recordó que cuando las vacas volaran, los mojones caerían del cielo. Cerró puertas y ventanas; se acostó en su cama y se cubrió de pies a cabeza para intentar dormir. 

¿Quién es Pepe Caramelo?


Pepe Caramelo despierta con una duda existencial: “¿Quién soy?”. Se pregunta con frecuencia “¿de dónde salí?”, una cuestión que quiere resolver. Se mira las manos, se cuenta los lunares frente al espejo. No reconoce su especie. Llega a la conclusión de que es extraterrestre. Sale a la calle convencido de su origen intergaláctico y pide un latte en la cafetería de la esquina. “Para comerme un poco de vía láctea”, se dice en cada sorbo.

Un poco de narrativa


Y como no es mi costumbre, pondré en este sitio algunas historias breves, (hasta completar 100), de un personaje nuevo en esta secuencia de letras que se llama imaginación. Ninguna de ellas tendrá parecido con esta faceta poética que acá me conocen. 

Espero sean de su agrado. 

Ladys & gentleman, con ustedes, Pepe Caramelo!!!!!

Sinsabernos























Y acaso escuché una nota alta en el piano,
un suspiro en el saxofón
una melancolía contagiosa en los platillos.
Escuché también una ausencia como el ruido en todos los sonidos,
un olvido intencional para eludirnos
―eludirme―
un reloj con su tic tac diciéndome “es tiempo”…
y todo acaba,
―tarde o temprano―
por agotarse
por romper el sentido de toda creación y desangrarse
como la pieza de jazz que suena:
se va perdiendo entre las personas
el escenario,
y la vida que fluye
―sin esperarnos―
sin ofrecer tregua por cada centímetro de piel que la clama;
así nosotros,
el tú y yo,
el sinsabernos que guardas
el nomeimporta que pretendí
el yanoquiero que siento ahora.
El yomelargo que dejo flotando en unas líneas.


[Teatro de la Ciudad, D.F.; julio 28, 22:10]

Y me extrañé sin demora























Me vi en el Puerto
caminando de noche por el Malecón,
saboreando la sal que llegaba con el viento
con un vestido blanco y largo que ondeaba mis pasos.
Me vi allá
respirando mi mar,
mi playa,
los recuerdos de la infancia.

Quería extrañarlos a todos menos a mí
y cuando quise pensarlos
a todos mis Belcebús emancipados
ningún rostro me vino a la mente
tan sólo el mío embelesado en la noche.
Y me extrañé sin demora:           
inocente de todo, como en la infancia,
libre como en la ciudad.

[Veracruz, Puerto; julio 26, 00:44]

(Me despido de ti)






















Me despido de ti lentamente.
Desde hace días.
Bajo el rayo del sol en la playa,
entre mis sones que inundan el Malecón después de las seis de la tarde,
durante la madrugada del último día.
Me despido de ti sin que puedas notarlo
―después de todo―
soy yo quien requiere una cura, un bálsamo
serás tú quien no sufra soledades ni olvidos.
Me despido en silencio
como te quise siempre
como te quiero ahora
como ya no lo haré nunca.
[Veracruz-D.F., julio 26-31]


Secuencia













Foto: Andrés Galindo




















Esa mujer está nerviosa.
Se toca el cabello muchas veces.
Espera su turno.
Mira alrededor como buscando un rostro conocido.
Tiene la ficha 78.
Seguramente tardan mucho
-se dice en voz baja-
Escucha su nombre al final del pasillo.
Se espanta.
Una doctora la atiende.
La recibe fríamente aunque le habla por su nombre.
La desnuda un poco.
Le muestra una aguja larga.
Se la inserta en una vena sin demora.
La mujer mira a todas partes, le duele.
Le dan miedo esas cosas.
Siente la sangre;
la escucha.
Cuenta los tubos de ensaye.
Van 6 y deja de hacerlo.
Pregunta si está temblando.
La doctora contesta que no.
Guarda la esperanza de culpar a alguien más de sus mareos.
Esa mujer te piensa
como para distraer la mente
y darle calor al cuerpo.
Sí, calor.
Cada que te piensa su temperatura cambia.
Esa mujer sale sin despedirse de aquel consultorio.
Se vuelve a formar.
De nuevo tendrá un turno.
Esperará que la llamen de algún lado.
Se desnudará.
En silencio seguirá las instrucciones.
Y volverá a pensarte hasta que se acabe el día.
[julio 6]

Cine porno

Foto: Andrés Galindo
























Pasé por el cine porno que visitábamos hace años.
Le falta una erre a la marquesina
ya no dice “Río”, como antes.
Y me di cuenta cuánto te extraño,
también a mi risa cuando contabas tus chistes
¿Dónde estarás?
me pregunté en voz alta
Pensé en si me recordarás de vez en cuándo.

Desde ese día busco un mapa en todos los pechos,
uno cuyos jeroglíficos me lleven a ti
como una menuda casualidad provocada
como un azar del destino-marea
que pasado un tiempo me devuelve a tu costa.

[Brasil, Centro Histórico, D.F., julio 29, 18:25]

Instrucciones

























En los hospitales  siempre dan instrucciones:
“Quítese la ropa,
póngase una bata”
Las batas se sienten calientes en el cuerpo.
¿Así se habrán sentido las ropas desusadas de Auschwitz?
Bochornos acentuados por franelas calientes.
Suspenso:
esperar en una sala
–medianamente aséptica–
a que alguien con pijama quirúrgica
diga tu nombre;
miedo que a estas alturas se disuelve;
tan sólo queda el frío de las manos,
un poco de sudor
y algo que
–extrañamente–
parece resignación.
Taquicardia
–de vuelta–
a las 5 de la tarde.

Un monstruo mecánico que me atrapa entre sus fauces:
hurga en el espacio de mi mente
en estos pechos que un día fueron alimento
y hoy
–tan sólo–
indigestión.
[julio 6, 17:20] 

Taquicardia






























Taquicardia  a las 8 de la mañana.
Insomnio la noche anterior
-no es cierto, es que me encanta mirarte-
Miedo.
Ayuno de todas las horas que no aguanto.
Preguntas no natas en mi cabeza
resbalando por mi lengua para hacerse voz.
Debilidad a las 12 del día.
Sueño.
Temblores que me inquietan.
¿Será que la ciencia médica me salve?
¿Acaso morir no es parte de la vida?
¿Por qué tengo tanto miedo?
Quiero dormir en un profundo silencio,
abrazada por la vida,
enredada entre tus piernas,
protegida por tus manos;
despertar sin pendientes
libre de esta persecución que se llama nosesabe
-o por lo menos con un nombre para esto que me aqueja-
Me pregunto:
¿Qué es aquello que me hace continuar?
¿Qué razón me aferra a esta vida?
¿Qué?, si siempre cada cosa me importa poco
¿Qué?, si fui suicida casi treinta años.
Médicos a las 2 de la tarde
buscando entre mis pechos una pista de este mal.
Vergüenza de mis carnes a las 2 con 5.
[julio 5-6]

Navegación






















Si acaso la luna conjurara a mi favor,
si supiera confesarme los por qués
o el para qué de los abandonos donde me sitúo constantemente.
Si tuviera las respuestas que persigo con ahínco
¿Cómo responderme sin demora?
¿Cómo cambiar esta manera de proceder?
¿Cómo saltar sin red en el espectáculo de mi vida?
¿Cómo ser protagonista y no espectador?
Quiero dejar de mirar en ajeno lo que pretendo para mí,
construir el astrolabio que me indique la navegación.
[julio 31; 15:42]


Cangrejos
























A todos mis diablos
Después de recoger caracoles en la playa me fui a dormir.
Soñé que los cangrejos me mordían los pies,
que sus tenazas apretaban mi piel con saña.
¿A dónde se van los cangrejos sin hogar?
¿a dónde?
Aparecen y desaparecen entre los sueños y la arena;
buscan el camino donde las brújulas
siempre apuntan al mar.
Soñé que era un cangrejo
que mordía los pies de una mujer tostada por el sol;
soñé que llegaba al mar
donde conjuraba tu nombre
donde yo era mi hogar.

[Veracruz, Puerto; julio 26, 19:25]


sábado, julio 21

Duelo













Tengo cinco minutos para lamer mis heridas;
para despedir tu cuerpo de mi cama,
tu presencia de mis noches,
tu sonrisa de mis ojos;
para llorar mis enfermedades,
mi cuerpo lacerado,
las cicatrices de la infancia

también aquellas de la maternidad

para llorar la ausencia de mis muertos,
la nostalgia de sus risas,
la cultura que me rige;
para ser víctima de las circunstancias.

Después de eso,

en el minuto seis

me pondré de pie,
iré a ver si puso la puerca,
si cantó el gallo,
si dios existe;
pero nunca

jamás mientras respire

me quedaré derrotada
llorando  mi zozobra.
[julio 20, 23:44]

miércoles, julio 4

Estertores del cielo a las 3 de la tarde













El cielo se cae a las 3 de la tarde.
Se rasga desde lo profundo.
Moja.
Y yo que antes de ti fui arena,
me escurría entre los parabrisas
en las aceras y plantas.
-huía-
Que después de ti lo seré de nuevo.
Volveré a ser playa donde no perduran las huellas
donde todo es olvido de media tarde,
¿qué si las aguas terminan por lavarme de tus ojos?
¿qué si nosotros no lo somos?

El cielo se cae a las 3 de la tarde.
Y contemplo un anciano empujando un carrito del súper
una señora cansada
un niño que vende chicles bajo la tormenta
una mujer en el espejo que no existe
que tiembla de frío,
e intenta despedirse sin hallar cómo.

[julio 4, 15:45]

a las diez de la mañana

















Voy dejando trozos de mí en todas partes.
La piel me abandona en desbandada;
prefiere tirarse al vacío que continuar sobre estos hombros.
Para cuando vuelvas habré mutado en otra cosa
en flor, en ave, en viento.
Terminaré por cambiar pronto de envoltura
por no saber qué soy,
pero así pasa con frecuencia,
eventualmente me transformo:
a veces cuerva
a veces loca
a veces hielo
a veces constrictora;
y podría recordar mis vidas anteriores
antes fui ermitaña
suicida,
demonia,
y justo ahora
a las diez de la mañana
en una oficina de burócrata renegado
me siento sola, atolondrada.
[julio 4, 10:43]












Y yo que tengo el miedo en todas partes,
embarrado por el cuerpo.
Arraigado en la memoria.
Y tú que no me dices cuánto temes.
Te quedas callado
haciéndome creer que nada pasa.

Quisiera conocer un alfabeto
-cual sea-
donde la palabra miedo no pueda pronunciarse
y esa sensación de parálisis contigiosa
no se pudiera vislumbrar.

Tengo miedo.
-te digo-
Te quedas en silencio.
Temo a esta certeza de saberme innecesaria,
prescindible.
Temo a aquello que no puedo imaginar,
a no saber qué pasará,
a ignorar mi destino.

Entonces tienes miedo siempre.
A toda hora,
mientras respiras o parpadeas
-contestas-.

Sí, así es mi miedo
-suspiro-
tan humano como yo, aunque lo evite.

[julio 3 15:20]

lunes, julio 2

Miedo:















Miedo:
eso que cuela por los resquicios de mi silencio.
Incertidumbre,
reflejos de aquello que olvidé mientras te tuve;
pero las ausencias trastocan los sentidos
nos hacen volver al punto inicial,
a ese temblor dubitativo que causan los males
la enfermedad, la posibilidad de morir lentamente.

¿Qué será de todo aquello que conozco?
¿Qué de mis hijos y los hijos de mis hijos?
¿Dónde queda la conciencia cuando la vida se escapa?

Y me noto actuando en automático,
como para dejar listo todo lo que hace la gente:
-lo que debo hacer ya que soy adulta-
contratar un seguro
tener un auto
encender una vela rosa
alguna verde
perpetuar con ellas mis veladas
siempre en el recuerdo de alguien más
porque yo olvido pronto
sonreír de vez en cuando
no llorar
no decir nada
-aun aquello que me dobla las rodillas-

¿Será que la vida nos regala algunas treguas?
¿Quizá por eso nada subsiste?
¿Tal vez por eso la orfandad que me acompaña?
Si pudiera, seguramente, te contaría de mis temores
dejaría de hacerme la fuerte
buscaría el refugio que tanta falta me hace.
-pienso-
pero el tiempo nunca marcha de reversa,
si acaso, nos regala dejavús.

[junio 2, 07:30]