lunes, junio 24

Génesis
















En el principio, Dios creó el llanto.
De cada lágrima brotó una serpiente
Y cada gota se hizo sal hasta poblar el mar
Y el mar nos empujó tan fuerte

que nos hicimos extranjeros. 

viernes, junio 14












Y yo que todo lo sustraigo
que lo saco de contexto
para luego tergiversarlo.
Yo que soy simple latido asistólico
sin eco;
con las cavidades del espíritu
las grietas que trae de nacimiento.
Yo que soy palabra arcaica
que sueña con ser un neologismo.
Yo: impronunciable.
Yo: perenne. Yo: inasible;
inmutable al tiempo que cambiante.
Yo que tan sólo habito
el imaginario colectivo.
Yo hermafrodita, antropófaga.
Yo: plagio mítico.
Yo: Dios, quizá Diosa.
Única.
Todopoderosa.
Hacedora del cielo y de la tierra.

Yo: falacia insostenible. 

lunes, junio 10

Culpable
















Existe una condena tácita en el aire,
una que se vive de forma silenciosa
[violentamente callada]
comprimida en la médula de la consciencia,
atrapada en una malsana tradición ancestral
y resulta
hoy, a mis treinta años,
que soy culpable
de los hombres que no lo son
de los que abandonan o golpean
porque no elegí adecuadamente el cromosoma ideal
porque soy “equis-equis”
porque la liberación femenina es “mera provocación”
y ahora no sólo tengo un perfil ejecutivo
sino también una pila de trastes esperando en la casa
y la educación de los hijos
y los pisos o ropa que lavar
porque mi independencia crea holgazanes,
porque mi libertad es pretexto para condena,
y soy culpable –dicen–
porque no guardo silencio,
porque digo lo que pienso,
y sí, soy culpable –grito–
de pensar,
de renacer,
de alzar la voz y reír a carcajadas
porque mi vida es mía
porque no admito posesiones.
Soy culpable, sí
                        de elegir mi libertad por encima de todo.



domingo, junio 9











¿Qué si paso la vida haciendo que olvido?
¿Qué si nunca fui recuerdo?

Recuerdo alterado













Desgasté los ojos,
mi lengua,
los dedos,
el aliento,
mi rostro…
por tanto pronunciar,
contener,
reprimir,
tolerar...
tu nombre.

Y no queda nada.
Se rompió mi voz,  
el llanto,
las ganas,
la esperanza;
perdí el rumbo,
el abecedario.

Ahora sólo queda tu recuerdo alterado,
amarillento,
semiolvidado,
y yo
[que tan sólo soy yo]
sin nada más que aire,

sin algo más que silencio.