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martes, marzo 22

(Nunca esperes)

Nunca esperes,
ni debajo de un edificio
ni en las calles llenas de putas
ni el frío de las ausencias.

Nunca esperes mis manos
ni mis besos
ni mis pechos dispuestos a tus labios.

Tampoco esperes mi humedad empapando tus palmas
mis gemidos atestados de tu nombre no mencionado.

Nunca esperes que susurre en tu oído
que te piense en cada día,
en el río de la ciudad pasmada.

Nunca esperes
Nunca esperes
Nunca esperes

Nunca esperes
ni mi cuerpo desnudo haciéndose tuyo
en un danzar de ires y venires
Nunca esperes
que te mire fijamente
que con voz de mis pupilas
clame el goce de tu carne retozando en mis caderas

Nunca esperes…
¡Arrebata!
mis fuerzas
guía esta lengua por el contorno de tu espalda
por las madejas que tejen tu simiente
hasta la base de tu pene que se erige gallardo, fuerte,
clavado en mi garganta;
abre los mares, los montes, mis piernas
penetra mis secretos mis posturas sugeridas
enaltece la condición de estos pechos
tuyos,
míos,
nuestros
que amamantan nuestro encuentro,
frutas maduras, jugosas, explotando en tu saliva
nunca esperes: quita de mí
ojos, mundo, ropa…
arráncame prejuicios, sangre, muerte, vida
y déjame nacer de ti,
de tu costilla.

marzo 19

00:20 hrs
Nvo. León, D.F.

viernes, enero 14

Paradoja II

el agua corre entre las llantas de los autos
nada se salva, las ratas, la gente, las sombras
se pudre y moja hasta la virtud malsana de tu cuerpo,
virgen, enfermo de desamor, falto de locura
sediento de estertores de pequeñas muertes
e insolutas salivas recorriendo tus senos
te pierdes en un callejón, dejas morir mi aliento
me confundes con la arena y los bloques de hormigón
rozas tu cuerpo hasta sangrar sueltas un gemido que invita
a desnudarte con los dientes, las uñas, la lengua
te abrazo de lejos sin piedad, me sacudes en tu mente para dejarme ir
sin saber quién eres.
Te sigo encuentro tu altar, la iglesia, las flores, el agua putrefacta
que dices bendita, miras de reojo mientras finges sufrimiento
La túnica cubre mis pesares, tus ojos y mi aliento
Según te dicen: María, la virgen.

miércoles, enero 5

Once

Bulbo palpitante de hegemonías corpóreas,
convulsión de media noche que incita a madrugadas insomnes
colmadas de placeres trágicamente perversos…
Año nuevo que guarda en la acústica de nuestro pórtico
el goce entre las sábanas,
mis pechos,
tus piernas…
            y mis deseos.

sábado, septiembre 25

Ora pro nobis

Para mantener el aliento
Para levantarme de la cama y seguir viviendo
Para vencer el miedo
Para vivir por siempre
Para existir por una misión
Para devolver mi fortuna
Para gratificar sus manos
Para gozar su cuerpo
Para volver hacia dentro
Para protegerme de espejismos
Para ser quien soy