el agua corre entre las llantas de los autos
nada se salva, las ratas, la gente, las sombras
se pudre y moja hasta la virtud malsana de tu cuerpo,
virgen, enfermo de desamor, falto de locura
sediento de estertores de pequeñas muertes
e insolutas salivas recorriendo tus senos
te pierdes en un callejón, dejas morir mi aliento
me confundes con la arena y los bloques de hormigón
rozas tu cuerpo hasta sangrar sueltas un gemido que invita
a desnudarte con los dientes, las uñas, la lengua
te abrazo de lejos sin piedad, me sacudes en tu mente para dejarme ir
sin saber quién eres.
Te sigo encuentro tu altar, la iglesia, las flores, el agua putrefacta
que dices bendita, miras de reojo mientras finges sufrimiento
La túnica cubre mis pesares, tus ojos y mi aliento
Según te dicen: María, la virgen.
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