Después
de la memoria
viene
la calma
o,
por lo menos,
la
simulación de calma
que
deja el cansancio de tanto recordar
de
llorar con intermitencias prolongadas
combinadas
con violentos espasmos.
Entonces,
esa calma se parece a la gloria.
Se
agradece sinceramente
porque
el llanto deshidrata y provoca jaquecas;
pero
la memoria es persistente, necia
y
pasa sobre las heridas su aliento.
atiza
el dolor y quema…
por
eso, creo firmemente
Habrá
que vivir con la memoria,
a
pesar de ella
y sin
pelear con ella.