Es necesario corroborarse a diario,
despertar cada mañana
y constatar que todo marcha
o continúa en su espacio-tiempo;
cerciorarse de todo,
de la sal y la sombra,
del peso de la cama.
Asegurarse con el aroma
amodorrado en la habitación,
despertar cada mañana
y constatar que todo marcha
o continúa en su espacio-tiempo;
cerciorarse de todo,
de la sal y la sombra,
del peso de la cama.
Asegurarse con el aroma
amodorrado en la habitación,
estéril y bañado en la reminiscencia
de un sueño húmedo.
Cotejar el desorden:
la ropa tirada,
la vida esparcida en cualquier sitio;
comparar el testimonio físico
con el recuerdo guardado la noche
anterior.
Hacer inventario de las nostalgias
[quizá alguna se haya desvanecido
mientras dormía].
Sacudirse el sueño
y asomarse al espejo
para notar si se continúa empedrada
en un cuerpo de fémina
o se me ha vuelto dragona
o gemido
o cuerva, la noche anterior.
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