Si muriera ahora
el epitafio que podría dejar diría:
“Aquí yace lo que nunca fue
el epitafio que podría dejar diría:
“Aquí yace lo que nunca fue
y
la que nunca ha sido,
la hubiera,
la ya merito,
la casi-casi”.
La mujer encantadora
[casi genial],
la mitómana,
la arrepentida.
Sea pues, mi voz una falacia,
mis pasos un supuesto,
mi llanto una palabra.
Sea mi destino deambular entre los muertos
[llamando a los extintos por su nombre de Difunto...]
Venga ya un olvido reiterado
de esos que entre menos palabras, más recuerdos.
Termine ya la farsa de la ausencia posada en la memoria,
de la carne atormentada por el tacto que no está,
que se ha marchado.
la hubiera,
la ya merito,
la casi-casi”.
La mujer encantadora
[casi genial],
la mitómana,
la arrepentida.
Sea pues, mi voz una falacia,
mis pasos un supuesto,
mi llanto una palabra.
Sea mi destino deambular entre los muertos
[llamando a los extintos por su nombre de Difunto...]
Venga ya un olvido reiterado
de esos que entre menos palabras, más recuerdos.
Termine ya la farsa de la ausencia posada en la memoria,
de la carne atormentada por el tacto que no está,
que se ha marchado.
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