Desnudarse es dejar que el otro
mire
las cicatrices en mi cuerpo,
los estragos del tiempo y mis
insomnios,
las tensiones –y las tantas
distensiones–
el dolor, la furia;
la historia no contada;
dejar ir entre la ropa
el perfume que disimula el miedo,
la nostalgia y mis fracasos.
Me he vuelto hetaira pudorosa con
los años
ya no entiendo de lenguajes
amatorios, de rituales eróticos
acaso he olvidado todas las
posturas…
y me avergüenza esta carne
que no encuentra
el espejo que pueda contenerla.
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