De noche encuentro tus caricias, lejanas, latentes
Y el roce de tu piel, estremece mi alma…
Te siento, detrás de la oreja, recorriendo la espalda
Con tu risa que salta mis poros, con tu nariz revoloteando
Y la punta de tu lengua clavada en un gemido.
Estás,
plagando mis sentidos, permeándote en mis días
con un vuelo ajeno, fugaz, que retuerce en mis labios un beso contenido
un te extraño silente, que calla lo mucho que te sueño…
Y cuando sonrío no tengo nada que decirte,
ni valor para asirte fuerte,
para guardarte entre mis piernas
hasta que llegue la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario