Hoy tengo ganas de levantarme tarde,
de salir a caminar sin prisa, sin norte;
mirando a la gente que deambula atolondrada por el tránsito,
el ruido y sus problemas,
verlos con sus caras de miedo y duda, de llanto y sorpresa.
Tengo ganas de escuchar los pájaros,
de mojarme con los aspersores y recostarme en el pasto,
de sentir la humedad del agua que pasa mi ropa y se queda en la espalda.
Hoy quiero salir a la calle sintiéndome yo,
la que lee, la que escribe,
la que hasta te ha suplicado por un beso.
Quiero detenerme en un aparador,
mirar los vestidos, las blusas, los bolsos,
sonreírles y decirles adiós
porque no los necesito, tampoco me gustan.
Seguir de frente,
atravesar esos muros que me separan de ti,
de tu nombre impronunciable,
de tu figura ajena a mi vida.
Quiero subirme a un camión
para mirar por las ventanas las rayas del pavimento,
las luces de los semáforos
y escuchar el rítmico cantar del camión que frena,
hace una pausa y deja subir a un pasajero y bajar a otro.
Tomar un buen café, saborear el vapor que entra en mi nariz,
Fumar un poco y decir ¡Salud!
por la mujer que se descubre poco a poco,
se desnuda lento y frente a ti…
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