Tengo una tumba serena,
hecha de gotas de rocío, de muertes cortas y silentes.
Me coge cerca del mar,
con la arena entre mis dedos,
en la comisura de mis sueños
Me atrapa loca, cuando quiero tocarte, cada que anhelo un beso
y mis sábanas reclaman un poco de tu aroma, una gota de tu miel
y me quedo tuerta, sin un poco de ti, con la lápida perpetua,
Sin mis pechos en tus labios, sin mi lengua entre tus piernas,
antojada de tu cuerpo
quieta, con la noche encima, con las velas encendidas
y el recuerdo de un muerto;
y enciendo un cigarro,
para quemar tu ausencia,
el sabor a tu sexo,
las palabras que no digo,
y pienso…
que algún día alguien te hará recordar
este silencio tuerto, rengo, que cojea sin aliento
mientras reza…
para poder dormir.
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