Esta mañana desperté con un pensamiento fijo
no es el sol ni la madrugada en vela que precede mis palabras,
me recobré pensando en tu sabor, el de tu sexo;
en la calidez de tu piel cuando la tengo entre las piernas,
ya luego me acordé de tus ojos
tan plagados de ausencias y nostalgia de antaño.
Después de un poco sentí la voz que le susurra al cuervo tatuado,
que lo hace graznar, convulsionarse…
para entonces tenía humedad entre mi piel y tus recuerdos…
a tu salud, he vuelto a mi vida,
esa, aquella
la de siempre.
Repleta de amantes efímeros,
de noches perversas
de noches perversas
de cuentos infames,
de fugacidad disfrazada,
de seducción sin medida.
He vuelto.
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