I
He
ahí que es mi furia incontenible
me
rebasa,
furia
que se hace lágrimas
─sin término─
amaneceres
que me alcanzan
después
del nocaut del llanto.
II
Será
que no entiendes
que
estás negado a toda lógica,
a
todo ápice de consideración.
¿Qué
busca la burla en tus adentros?
¿Para
qué envanecerse con el dolor ajeno?
III
Caerse
─a
pedazos por dentro─,
migar
el alma en el silencio
erosionarse;
evacuar
el espíritu
que
se ha vuelto inhabitable.
IV
La
conciencia
no
se salva
de
la furia que no para:
he
de arrasarte,
de
ahogarte
en
marejadas de llanto.
V
La
crueldad
se
guarda para los enemigos,
para
la batalla en el frente,
se
reserva para la justicia
─de propia
mano─,
pero
nunca se esgrime
con
quien ha consolado el llanto.
VI
Lealtad:
eso
que debió librarnos de la mentira,
del
llanto,
de
la miseria de saberse desmembrado,
vendido
en partes,
traicionado.
VII
A
la usanza Vikinga:
saqueas
y te largas,
incendias
el alma,
para
dejarla convulsionando
entre
cenizas.
Secuestras.
Matas.
VIII
Bienaventurados
aquellos que han burlado
la
fe y el dolor de otros,
de
ellos será la certeza venidera
de
que la justicia existe.
IX
La
furia es el lenguaje
que
clama una réplica
a
mis porqués.
X
Soy
Ariadna
perdida
en su laberinto,
la
que busca por salida una respuesta.
1 comentario:
Que construcción! tan violenta como la caída libre, j´aime ca!
La brutalidad del último asalto, adoro este poema porque es una flecha bien dirigida. Me gustaría construir algo a partir de estos versos. Felicitaciones Lic. (OSC)
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