I
Te
descubres como ejemplar atípico,
hecho
de transgresiones
de malos
hábitos,
─vicios, opinan algunos─.
Eres
quien escandaliza los silencios
y
deambula en las madrugadas
para ver si te topas
─de frente─
a esa que llaman muerte.
Te miras
de reojo en el espejo.
Tratas
de hallar una definición propia
pero tu
mente permanece en blanco,
tan
sólo eres capaz
de
enumerar algunas costumbres:
eres
la que se limpia las orejas con las llaves,
la
que fuma en áreas prohibidas,
la que
miente de cuando en cuando
como un ejercicio de afirmación continua;
aquella
que se masturba en horas de trabajo
y vuelve a sus asuntos con la sonrisa relajada,
a
quien no le importa el mañana
por eso evita las agendas
y sale a la calle a ver qué cosa le depara el
día
aunque eso signifique regalar el cuerpo en una esquina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario