En la
etiología de tus labios sobre mi sexo
se
encuentra una interminable cadena de suspiros subrepticios,
de
recuerdos vívidos que reblandecen todas mis barreras.
En la
frontera entre la decencia y mis ganas de tenerte
se
encuentran nuestras noches pasadas
y aquellas que continúan en mis ensoñaciones.
No
importa que tu aroma se disuelva entre las sábanas,
queda perenne en mis evocaciones.
Qué interesa
que tu cuerpo no descanse justo a mí después del gozo,
seguirá tibio sobre mi piel.
Qué afecta
que te marches
si cada sensación a tu lado es total y
eternamente mía.
Bien
podrías ser una alucinación,
¡qué importa!
sé
que las mentiras, a fuerza de repetirlas
se transforman en verdades,
así tu imagen, un día,
será la verosimilitud de tu existencia.
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