No lo
había pensado
pero
cuando alguien se va,
cuando
se marcha de pronto,
se
queda todo igual;
como
a la espera de un retorno inesperado
como
si nada pasara
y
cuando transcurre un poco de tiempo
la
gente alrededor pregunta qué fue,
qué
habrá pasado,
y
especulan ante las respuestas mudas.
Las
cosas permanecen ahí,
el
café que lo espera,
la
taza de expreso,
la
pasta en el horno,
los
libros en la repisa…
e
incluso pareciera que no fue lo mejor,
que
todo extraña esa risa de recuerdo,
esa
jugueteo de los cuerpos.
Entonces
los suspiros aparecen:
cuando
los argumentos sobran,
cuando
la razón estorba,
y en
el fondo se sabe que un adiós era necesario.
[23:40, La casa]
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