viernes, agosto 3

Los cuervos no se peinan
















Él acaricio mi cabello
el poco que ahora tengo
Sonrió
quiso aplacar  mis mechones rebeldes,
desordenados.
Los cuervos no se peinan
—dije, devorando sus ojos con los míos—
Se tocan.
Se pierde el sentido entre sus plumas.
Se persiguen de noche
bajo las sábanas.
Se embriaga el alma con sus besos.
Se les canta en las madrugadas.
Los cuervos no se abandonan,
No se enjaulan;
se van cuando les plazca.
[agosto 3, 15:00]

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