Inventaré
un pasado amable,
reconfortante;
pondré
en él a una familia feliz,
una
casa grande,
comida
en el refri,
y
quizá dos perros de esos que tienen mucho pelo.
Tendré
un tocadiscos de acetato,
todos
los Lp’s de los Beatles
y
quizá alguno de Roberto Carlos.
Me
encargaré de situar la buena fortuna en el amor,
de
tener días de vacaciones,
un
par de patines morados
-o azules, no importa-.
Inventaré
un pasado alegre
donde
no quepa la crisis del 94,
tantos
suicidios,
mi
hermano muerto,
mi
padre ausente,
las
tías chismosas,
los
castigos de mamá,
ni el
profesor de civismo
(pinche puerco).
Escribiré
con ánimo
con el entusiasmo que a veces me abandona.
Imaginaré
todo aquello posible e imposible:
olvidaré aquel mes entero en el hospital
y todas mis cicatrices
tendré salud para muchos años
Escribo
ahora,
todos los días,
cada noche,
o por las mañanas,
para confundirme,
para no saber quién soy
ni qué ocurrió…
para enredar las historias
y no saber qué pasado fue mío,
para olvidar lo que en ocasiones duele.
[mayo 30, 18:50]
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