viernes, junio 8















Como por azares o designios, aún no lo determino, hoy abrí los ojos luego de un sueño profundo, con una determinación fija: dejar de lado mis versos.
En aquel sueño veía moscas que reventaban en el aire. “Es el calor”, me dije. Andaba por lugares descocidos y sentía la distensión de mis músculos. El pecho, los muslos, la boca. Todo. Todo se escurría de mi esqueleto a una velocidad inusitada. Pero mi paso seguía andando. Y me despojaba de todo, me sentía en libertad. El aire se paseaba en mis costillas y sin saber cómo o de qué manera, me refrescaba la conciencia. Muchas horas anduve, muchas aves-esqueleto me acompañaron. Muchos cuervos se dibujaron en mis huesos y la playa comenzó a gustarme.
Después de esto decidí alejarme un tiempo, quizá no más del necesario, hacer una pausa y dejar de escribir poesía, si a esto se le puede llamar así; pero volveré. Lo sé. 

No hay comentarios: