Yo no
poseo la verdad perpetua,
pero tengo
fe;
tampoco
conozco todas las respuestas,
ni el
mundo entero,
pero tengo
fe.
Yo no
sé mentir tanto
ni
odiar sin medida,
pero tengo
fe;
tampoco
puedo olvidar rápido
o dejar
de extrañar lo amado,
pero tengo
fe;
ni
parar de llorar estas aguas profundas
ni callar
lo que siento,
pero tengo
fe…
o quizás
no
y por
eso lo repito con insistencia
para aferrarme
a ella,
para que
mis lágrimas cesen,
para que
todo termine,
para superar
este caos,
para dejar
de sentir,
para olvidarlo
todo.
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