Para Adriana Flores
Llorar 15 minutos cada 3 horas
30, durante la comida.
Descansar del llanto los
domingos
e ir a
jugar a la pelota.
Sollozar.
Enojarse por la realidad.
Sobarse el pecho,
porque en el pecho se sienten
las palabras
“te lo dije” y el "no soy suficiente…"
porque las amazonas no somos
princesas lo suficiente,
ni mujeres, lo suficiente
—las típicas, aquellas con las que
se sale a pasear o que se abrazan por las noches o con quienes se
anhela despertar cada mañana—
Respirar profundo para que escampe
el llanto y la fe no se pierda.
Salir de la oficina con el
pretexto de encender un cigarrillo
—ahora sé cuántas lágrimas caben
en una fumada—,
y llorar el pasado,
el presente
y
los porqués que nadie contesta
—ahora
sé cuánto pesa un “parasiempre”—.
Repetir el llanto
hasta agotarlo
y
entonces, sólo entonces,
volver
a empezar.
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